







ALMA: ¿Por qué es tan crucial el vínculo entre padres e hijos en los primeros meses de vida? ¿Y cómo pueden los padres apoyar activamente este proceso?
Vivien: El bonding es el vínculo temprano entre padres e hijos que se desarrolla a través de la cercanía, el cuidado y la seguridad. También influyen sonidos y olores familiares. Este vínculo comienza en el nacimiento, pero se fortalece especialmente durante los primeros meses. El primer año de vida es crucial para la capacidad de relacionarse y la confianza en sí mismo del niño.
Los padres pueden fomentar activamente este vínculo proporcionando un entorno seguro, manteniendo un contacto físico frecuente y estableciendo rituales familiares. Cuanto más amoroso y estable sea el entorno, más fuerte será la confianza básica, lo que permitirá al niño explorar el mundo con seguridad y curiosidad.
ALMA: La confianza básica es un concepto clave en la psicología del desarrollo. ¿En qué periodo se forma y cuáles son los factores más influyentes?
Vivien: La confianza básica se desarrolla principalmente durante el primer año de vida. Se ve influenciada por la forma en que los padres responden a las necesidades del niño: ¿responden con sensibilidad y atención cuando busca afecto? ¿Respetan su necesidad de cercanía?
Un niño que desarrolla una fuerte confianza básica percibe la vida como un vaso medio lleno. Se siente seguro en su entorno y desarrolla una confianza fundamental en los demás. Si esta confianza falta, el niño tiende a ver el vaso medio vacío. Las consecuencias son importantes: una confianza básica sólida fomenta una actitud positiva y una mayor capacidad para afrontar nuevas situaciones.
ALMA: Además de la confianza básica, la resiliencia también desempeña un papel clave. ¿Qué consejos darías a los padres para fortalecer la resiliencia emocional de sus hijos?
Vivien: La resiliencia es la capacidad interna que nos ayuda a afrontar los desafíos de la vida. Los padres pueden fomentarla en sus hijos mostrando empatía y animándolos a identificar y comprender sus propias emociones y las de los demás. Esto se conoce como reflejo emocional y mentalización.
Otro aspecto clave es una comunicación abierta y respetuosa. Los niños deben sentir que sus experiencias y sentimientos son tomados en serio. Cuando se valoran sus pensamientos y emociones, su autoestima se fortalece.
También es fundamental permitirles cierta autonomía. A los niños les gusta sentirse útiles y ser parte activa de la familia. Darles pequeñas responsabilidades ayuda a desarrollar su confianza en sí mismos y su resiliencia.
ALMA: ¿Qué otros factores pueden ayudar a un niño a desarrollar su resiliencia?
Vivien: Un factor clave es fortalecer las islas de competencia. Cada niño tiene fortalezas y debilidades, y eso es completamente normal. Lo importante es identificar y fomentar sus talentos, ya que las experiencias de éxito son esenciales para la resiliencia.
Los padres, a menudo sin darse cuenta, transmiten patrones de crianza de su propia infancia. Reflexionar sobre estos patrones y, si es necesario, cuestionarlos, puede ser muy útil.
Por último, las reglas claras y las guías estructuradas son importantes. Involucrar a los niños en la toma de decisiones, como la creación de normas familiares y sus consecuencias, les ayuda a comprender la responsabilidad y el valor de su participación.